miércoles, 4 de mayo de 2011

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.

Salmo del amor a Dios



Estamos delante de ti,
Señor Dios nuestro,
con las manos vacías
y el corazón despierto.
Sabemos de tu amor, Señor,
de tu entrega total
dándonos a tu propio Hijo.


Tu amor es verdadero,
es un huracán de ternura.
Tú vuelves a nosotros
cuando nos sentimos cansados
y agobiados por la vida.
Tú quieres, Señor,
un amor sin reservas
como tú has amado,
entregándote siempre.

Ahora, Señor,
en este día
quiero decirte muchas cosas,
sobre todo
agradecerte tu ímpetu de amor
porque realmente
tu amor a nosotros
no terminará jamás. Amén.

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